sábado, 3 de noviembre de 2007

sesiones criticas

Palabras que construyen MANTRA LATINO
Angélica Álvarez

INTRODUCCION

Ya hacia el año 600 d. C. San Gregorio escribió que la escritura es para los que saben leer lo que la pintura es para los que sólo pueden ver. Pero pensar ambas partes como independientes una de la otra, es casi imposible. Las imágenes (de cualquier tipo) se pueden leer de cierta forma y cada texto es posible concebirlo en la mente con imágenes.
Aristóteles dijo que las palabras habladas son los símbolos de la experiencia mental y las palabras escritas son los símbolos de las palabras habladas; tambien los chinos definían la escritura como el habla pintada, algo semejante a lo que dijo Voltaire: La escritura es la pintura de la voz…

Esta íntima relación ha sido y será fuente de investigación y disertación pues las palabras nos ayudan a comprender el mundo; pero qué son las palabras sino su representación codificada (verbal o gráficamente), y como dice Foucault: en el límite, se podría decir que el lenguaje clásico no existe, sino que funciona: toda su existencia tiene lugar en su papel representativo, se limita exactamente a él y acaba por agotarse en él. El lenguaje no tiene otro lugar que no sea la representación, ni tiene valor a no ser en ella: en este molde que ha podido arreglarse…

En el último siglo hemos sido testigos de la fusión de los límites entre los diferentes medios y disciplinas abordando el mundo desde una multiplicidad de puntos de vista. Existe una amplia tendencia de las artes visuales hacia la escritura que se vuelve evidente, las imágenes publicitarias y la mayoría de las formas literarias conviven en estado simbiótico. Lo curioso es que, también en el siglo xx, la escritura se preocupa cada vez mas por su forma, por la estética de su código gráfico, la tipografía y la disposición de la página.

En este contexto es que he decidido emprender este proyecto en el que intento reunir la palabra y la imagen, pero en este caso haciendo un uso plástico de las palabras, es decir, usándolas como elemento visual y dibujístico, con la inquietud que marca la obsesión y mi irremediable voluntad de orden para permitir cuestionarnos sobre ambas cosas, las palabras y las imágenes.

EL PROYECTO

Como decía Wittgenstein, el lenguaje mediatiza el pensamiento, los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

La diversidad y las identidades coexisten en el universo; la identidad se logra percibir porque podemos designar límites o identificar diferencias, y es construida a partir de la historicidad del sujeto alrededor de su ser y su existir.
Nuestra percepción funciona hasta cierto alcance, según nuestros límites, todo límite o borderline como frontera aparece hasta que diferenciamos o distinguimos una cosa de la otra a la que ponemos nombre. Aprendemos a percibir las diferencias al momento de poder comparar, y definimos el límite cuando lo que esta del otro lado nos es ajeno.

Como protagonistas de nuestra historia e identidad tenemos el papel principal y hemos aprendido a limitarnos a considerar diferentes a los otros. Vemos la diversidad en nuestra especie y en nuestro mundo, diferencias en el cuerpo y en la mente, aprendimos a etiquetar, delimitar, diferenciar, marginar y nombrar para reconocer los objetos.

La capacidad de nombrar es propia de la especie humana. Parece consecuencia de haber desarrollado las capacidades de hablar y de pensar y está estrechamente relacionada con la expresión y la comprensión. Nombramos, somos nombrados y compartimos los nombres a través de las palabras, y cada región del mundo tiene sus formas propias de hacerlo, esas peculariedades dejan huella en nosotros, y son tatuaje reconocible de nuestros códigos particulares.
Por lo tanto la forma como nos expresamos, como usamos el lenguaje en su forma oral, escrita o gestual, dice mucho de nosotros, de quien somos y de donde venimos.
Pero las palabras pueden ser mucho más que eso. La palabra escrita, es un código gráfico, un elemento visual, que separado de su función significante puede ser un elemento estético inquietante y poderoso. Las palabras audibles por intensidad y altura; duran y por lo tanto son en el tiempo y proceden de un instrumento con un timbre propio y peculiar que tiene su amplitud y calidad de registro y resonancia, son sonido, y la comprensión de su significado ya no es tan importante. Goethe decía que la música empieza donde terminan las palabras así que no parece mala idea llevar las palabras hasta el confín de la música, al menos hasta el núcleo de la misma, si así consideramos al ritmo.
De imágenes, palabras, ritmo y sonidos trata MANTRA LATINO.
Etimológicamente, la palabra mantra proviene de los vocablos sánscritos MAN: mente y TRA: liberar. En otras palabras, los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción. Al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente queda clara y tranquila.

He elegido abordar estos temas con una serie de retratos en tamaño real de inmigrantes latinoamericanos que viven por tiempo indefinido en Madrid, elegidos porque conservan las palabras y su acento como tatuaje de identidad regional, realizados mediante la técnica de estampación por transfer directamente sobre los muros de la galería procurando la vinculación directa con el trabajo que implica completar la imagen dibujando con palabras sobre esta, repitiendo rítmica y exponencialmente una frase construida con palabras propias de la identidad regional del personaje retratado.
Utilizo el dibujo como medio principal pues me parece que es una técnica de introspección y añoranza que permite establecer una relación perdurable entre el ojo y las cosas del mundo, propiciando la necesaria hospitalidad y la calidez para conversar (del latín cum: con y versare: dar vueltas, examinar, meditar) con las fuentes inspiradoras.
Las imágenes pueden ser leídas literalmente. Las frases leídas y repetidas como los mantras, aunque nos sean incomprensibles en principio (si desconocemos los códigos de lenguaje del personaje elegido) pretenden descolocarnos de la comodidad hasta que lleguemos a perder la naturalidad que nos une a esos signos, letras y palabras que nos son ajenas hasta que las reconocemos, como nos es ajena esa persona hasta que le ponemos nombre y vamos completando su imagen total con datos que vamos reconociendo en ellos a medida que les dedicamos tiempo…

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