sábado, 3 de noviembre de 2007

sesiones críticas

FIGURAS DE LA INMOVILIDAD
Antonio Pradel


A modo de declaración de intenciones:


-Reivindicación de una crítica en la que podamos “hablar por nosotros mismos”; “incultos” respecto a ciertas cuestiones sobre las que intentamos aclararnos.

-Del estatismo y la inmovilidad como formas de antivalor; formas de resistencia.

-De la idea de PELIGRO en relación con la práctica pictórica (“huir de la pintura: quedarse inmóvil frente a ella”) > toreo de salón-pintura de salón. ¿De qué PELIGRO se trata cuando hablamos de pintura? De los orígenes peligrosos de la pintura.

-De la idea de ABANDONO (“cambiar de oficio, de deseo”).

-Otras figuras de la inmovilidad. Relación entre conceptos: inmovilidad-abandono-ocultación-locura.

-Rastrear una Hª del Arte del siglo XX como Historia de la Negación (de la Carta de Lord Chandos a la fórmula de Bartleby).

-De los diferentes motivos para quedarse parado: en torno a la GRAVEDAD de la tierra.


“L’immobilité, ça dérange le siècle [LA INMOVILIDAD MOLESTA AL SIGLO], escribía el poeta y cantante anarquista Léo Ferré, irritado ante el poder de contaminación del turismo y sus promesas idiotas… (…) La INMOVILDAD molestaba al siglo XX y molesta al XXI. Hay que moverse, dice la consigna, aunque sea para descubrir lo mismo en todas partes”. Octavi Martí “Elogio de la quietud” (El País, 6-4-07)
Tengo el secreto: sólo consiste en detenerse.En las épocas de parálisis, el secreto era la rapidez: pero no parecen darse cuenta de que, en esta era de la aceleración incontrolada, el secreto es la lentitud.Para hacer sitio a la leche, tendremos que irnos deshaciendo de un poco de cálculo diferencial. Será probablemente el artista de la ausencia quien nos adelante un par de claves viables para la felicidad.Jorge Riechmann, Momento de parar
“El siglo XX, que empezaba para los franceses con la torre Eiffel, para los españoles ha empezado con Don Tancredo”José Bergamín
Hacia finales del siglo XVIII, en Roma, donde se venían celebrando corridas de toros desde antiguo [Erasmo de Rotterdam afirmaba en 1509, tras presenciar uno de estos espectáculos: “No encontré placer alguno en aquellos juegos sangrientos”], además de un remoto equivalente de la suerte de banderillas, tuvieron lugar corridas con algo de charlotadas. En ellas actuaba el stafermo, personaje que, embadurnado en harina, aguantaba FERMO, QUIETO E IMPERTÉRRITO, las tarascadas de los toros, hasta que decidía ponerse a salvo.


“Volverse INVISIBLE (…) constituye el remedio seguro para evitar la corrosiva hipervisibilidad de la pintura; esa aspereza última de todo arte que decae y arrastra en su caída a quienes lo practican, por más que se vuelvan invisibles. He aquí el recurso postrero y paradójico: especie de TANCREDISMO que ensombrece siempre la apoteosis radiante del arte. (…) HUIR DE LA PINTURA; quedarse inmóvil frente a ella; pasarle desapercibido. La pintura ha ido creciendo y volviéndose cada vez más peligrosa”.Ángel González García, Pintura y toros (1983)


Pensar de pintura. Algunas consideraciones acerca del potencial de la práctica pictórica en la actualidad. Dentro de este catálogo, nos centramos en el texto de Miguel Á Hernández-Navarro “La tachadura”. “Ya sea en el juego o FRENTE A UN PELIGRO REAL, la ocultación presupone siempre la presencia de alguien o de algo de lo que se quiere escapar, implica siempre a otro. Esconderse es siempre esconderse ‘de’; ocultarse es siempre ocultarse ‘ante’. Uno no se esconde de nadie o de nada, sino que toda ocultación está relacionada con un sujeto que busca encontrar. Por tanto, ocultación y búsqueda van siempre de la mano. La búsqueda es, de hecho, la causante de la ocultación. Quien se esconde, lo hace porque alguien ha emprendido una búsqueda. (…) Y toda búsqueda es visual. Aquello de lo que nos ocultamos es siempre la mirada. No nos escondemos de una palabra, de un olor o de un sabor, aunque quizá sí que nos podamos ocultar de un tacto, pero sobre todo en la relación que dicho sentido mantiene con la mirada. Si nos ocultamos de un toucher es porque su toque es de alguna manera visual, háptico. Sea como fuere, como apunta Malcolm Bull (Seeing Things Hidden) el término ocultación o escondite es, de suyo, un término visual: Esconder es quitar(se) de la vista”.

¿De qué PELIGRO estamos hablando cuando intentamos pensar desde la práctica pictórica? Leyendo “Sigmar Polke: una política libertaria de la pintura”. Del peligro que conlleva la práctica de la pintura. Desde los primeros años ochenta [recordemos que el texto de Ángel González Pintura y toros es de 1983], el trabajo de Polke se ha convertido en un campo abierto a los experimentos pictóricos más alarmantes y alucinantes. Al casar los materiales más tradicionales con las mezclas más extravagantes (…), Polke corroe los valores tradicionales de la pintura de un solo golpe. Al emplear de forma voluntaria colores que han desaparecido del mercado actual por razones de toxicidad, como el verde Schweinfurt o el orpimento, el pintor recupera el sentido original de la pintura, el poder simultáneamente curativo y religioso que lo hacía tan sospechoso a los ojos de Platón. “El veneno produce un efecto muy seguro –exclama Polke-. El arte no produce ninguno”. El uso de semejante farmacopea es, evidentemente, no menos polémico que estético. El pintor se rebela contra una concepción saneada, analgésica, de la pintura, que ha pasado a ser completamente inconsciente de sus orígenes peligrosos.

“En realidad la enfermedad, el síndrome de Bartleby, viene de lejos. Hoy es ya un mal endémico de las literaturas contemporáneas esta pulsión negativa o atracción por la nada que hace que ciertos autores literarios no lleguen, en apariencia, a serlo nunca. De hecho, nuestro siglo se abre con el texto paradigmático de Hofmannsthal (Carta de Lord Chandos es de 1902), en el que el autor vienés promete, en vano, no escribir nunca más una sola línea. Franz Kafka no cesa de aludir a la imposibilidad esencial de la materia literaria, sobre todo en sus Diarios”.Enrique Vila-Matas, Bartleby y compañía
“Sería concebible que Alejandro Magno, a pesar de los triunfos bélicos de su juventud, a pesar del excelente ejército que adiestró, a pesar de las fuerzas para cambiar el mundo que bullían dentro de él, se hubiese quedado parado en el Helesponto y no lo hubiese atravesado; y no por miedo, no por indecisión, no por una debilidad de la voluntad, sino por la gravedad de la tierra”.Franz Kafka, Aforismos de Zürau
Así, de los distintos motivos para quedarse parado : 1º por miedo. 2º por indecisión. 3º por debilidad de la voluntad.Finalmente, por la gravedad de la tierra.
“Sería lo mismo que decir que el hombre es el animal a quien esencialmente le corresponde la POSIBILIDAD DE CAER. No se tiene a sí mismo como una ESTATUA [pretensión de Don Tancredo] (...) bien al contrario: una escultura o un edificio SE SOSTIENEN SOLOS, no se tienen a sí mismos, no tienen ningún ‘sí mismo’ que les inquiete”.José Luis Pardo, La intimidad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aún así, no es lo mismo practicar cierto minimalismo que un nadismo. No es lo mismo la lentitud que el inmovilismo. Incluso el simpático Don Tancredo agarrota sus músculos ante la embestida del toro; la inmovilidad total sólo podría corresponder a un cadáver. A menos que hablemos de aquella pintura muerta de Kosuth en términos hegelianos, y creo que no van por ahi los tiros. Como los escualos, necesitamos movernos para respirar. De lo contrario, morimos. Habría que situar el asunto más entre esa fina línea entre el coma inducido y la vigilia.